Hace exactamente un año nadie hubiera imaginado que Ducati hubiera tenido opciones en la lucha por el título hasta la última carrera con Andrea Dovizioso. La fabrica italiana dio varios pasos en términos de desarrollo: el fichaje de Lorenzo parecía darles ese salto de calidad que necesitaban.
Pero el otro lado del garaje resultó ser el que decantó la balanza: el consistente y calculador Dovizioso vivía su quinta temporada de rojo, en busca de mejorar la quinta plaza en el campeonato que había conseguido hasta entonces. La temporada comenzó genial para el italiano, con pocos errores y siendo segundo en Qatar. Las siguientes carreras fueron complicadas: Aleix Espargaró se lo llevó por delante en Argentina, y no pudo ser competitivo en Austin, Jerez y Le Mans, quedándose sexto en el campeonato. A partir de ahí todo cambió
En Mugello, Dovizioso y su Ducati fueron una combinación mortal. Había esperado mucho tiempo para subir a lo más alto (desde Donington Park 2009). El binomio Desvo-Dovi entró en erupción.
Durante mucho tiempo, muchos se han preguntado qué significaba el caballo negro y el blanco que tiene pintados en su casco: él mismo reveló que escenifican su parte racional y su parte irracional. Ambas partes son necesarias para las carreras, se trataba de encontrar el balance entre ambas.
Desde el Gran Premio de Italia en Adelante, y por primera vez desde hace mucho tiempo, Dovizioso cambió su mentalidad: dejó a un lado a su caballo blando y se fue con el negro. Consiguió cinco victorias más, entre las que destacan dos batallas contra Marc Márquez en Austria y Japón.
Tras su última victoria en Malasia, el campeonato se decidió en Valencia. Los puntos con los que contaba Márquez fueron un colchón suficiente para que el italiano se quedara a las puertas. ¿Perdió el italiano su única oportunidad de ser campeón?
El año pasado, demostró que puede luchar por el título, pero también se demostró a sí mismo que es uno de los mejores del campeonato. La Ducati mejora y Dovizioso ya tiene hambre. Por primera vez en su carrera, el piloto de Forli está convencido de que puede ganar el campeonato. Y todo el mundo también lo cree.