Dani Pedrosa es tres veces campeón del mundo, es el segundo piloto con más podios en la clase reina, es el único piloto que ha ganado al menos una carrera durante 16 años seguidos… Grandes conquistas que se pueden medir en victorias. En 2018 añade un logro más, esta vez intangible, a su carrera: la recuperación más fuerte de la temporada.
Tras clasificarse segundo en la parrilla de Argentina, Pedrosa se fue al suelo en un incidente con Johann Zarco (Monster Yamaha Tech 3) y terminó fracturándose el radio de su muñeca derecha. Pese a haber mostrado un ritmo de los mejores durante todo el fin de semana, sufrió una lesión de la que tuvo que ser operado. Todo indicaba que no iba a llegar a Austin…
… pero ‘el pequeño samurái’ no se rindió y fue capaz de pilotar en COTA. Comenzó la FP1 en 21.ª posición a 3.5 segundos de la cabeza. Ya para la FP2, sesión que finalmente dio acceso a la Q2 debido a la lluvia de la FP3, se coló en el top 10. Consiguió meterse en 3.ª línea de parrilla. De manera más que sorprendente, el hombre que era duda al principio del Gran Premio, consiguió acabar entre los 7 primeros al ocaso del fin de semana; algo épico.
Tras ello, Pedrosa llegaba a Jerez, una de sus pistas preferidas y donde había ganado en tres ocasiones, incluyendo en 2017. Después de unos días de recuperación, estando lejos de su 100%, concluyó el primer día a 0.028 del mejor tiempo de Cal Crutchlow (LCR Honda Castrol). Repitió esa actuación en la QP y se hizo la segunda plaza tras el británico para la salida.
Logró una buena salida, situándose tras Jorge Lorenzo (Ducati Team) en las primeras vueltas. La situación parecía buena para el retorno del 26, pero ocurrió lo peor:
Ahora toca seguir peleando. El Mundial llega a Le Mans, donde el catalán ganó en 2013 para ponerse líder de la tabla. Parece que aterrizará prácticamente recuperado, tras lograr completar 70 vueltas en la jornada de test de Jerez.