Cal Crutchlow cuenta las horas para empezar a rodar en Sepang. El piloto británico se ha ganado a pulso volver a disfrutar encima de una moto tras superar un auténtico calvario, a raíz de la grave lesión sufrida en el circuito de Phillip Island hace tres meses.
Todo lo que venga de ahora en adelante será positivo. Así se entiende tras analizar sus recientes declaraciones a MCN, en las que desveló que había llegado a temer la posibilidad de no volver a poder subirse a una moto: “Llegué a pensar que jamás volvería a pilotar”.
Las secuelas de aquella caída en la curva 1 del circuito australiano, que le acarreó fracturas múltiples en la tibia y el maléolo -tobillo- de su pierna derecha, empiezan a quedar atrás y Crutchlow, pese a no marcarse objetivos a corto plazo, ya mira al horizonte con ambición con “la intención de regresar y ganar carreras”.
Todo llegará, pero, de momento, el británico tiene claro que debe quemar etapas con paciencia. “Entender la moto” es el primer paso indispensable y Sepang se antoja como una gran oportunidad para volver a recuperar sensaciones, antes de afrontar con mejores garantías los test de Qatar a finales de mes.
Cal todavía arrastra ciertas molestias, pero puede acumular una gran carga de trabajo sin apenas dolor, como ha venido demostrando en California, donde ha rodado en bicicleta con ciclistas profesionales como Mark Cavendish o Geraint Thomas.
Pilar indiscutible para HRC, el británico, de 33 años, está llamado a marcar diferencias entre los equipos satélite a lomos de una moto similar a las que pilotarán Marc Márquez y Jorge Lorenzo con Repsol Honda. Crutchlow recuperará, por fin, el control de su moto, después de tener que cedérsela a Stefan Bradl en el tramo final de 2018. Su regreso es uno de los más celebrados en el paddock.