
El primero en probar suerte, tras un exhaustivo calentamiento, fue el piloto local Takaaki Nakagami, que trató por todos los medios de mover al joven Rikishi (término con el que se conoce a los luchadores japoneses de Sumo) fuera del ring. Pero todos sus esfuerzos fueron en vano: el luchador no se desplazó ni un milímetro. Peor suerte corrió Jorge Martín, que todavía fue más fácilmente vencido. Así que toda la presión recaía sobre el italiano Morbidelli, que debía defender el honor de los pilotos del campeonato del mundo. Pero también fracasó.
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“Los tres hemos intentado mover a los luchadores de Sumo -explicaba Morbidelli-, pero ha sido inútil: era como intentar mover una piedra enorme. En cambio para ellos era sencillísimo desplazarnos fuera del ring. He quedado impresionado de la enorme fuerza que tienen, es realmente increíble”.
Tras el entrenamiento, llegó la hora del desayuno. El maestro Rikishi del Arashio Heya explicó a los pilotos la importancia no solo de la alimentación, sino también del descanso. Los atletas compartieron un Chenkonabe (una receta de vegetales y ternera) además de una buena conversación. “Ha sido una experiencia increíble. Soy japonés, pero es la primera vez que practico el Sumo”, aseguraba Nakagami, que se mostró “sorprendido, porque pensaba que era algo completamente diferente. Me ha gustado ver la pasión con la que viven sus entrenamientos. ¡Me encantaría repetir de nuevo en el futuro!”.
Con sus nuevas técnicas aprendidas, los pilotos ya están listos para la FP1 de Gran Premio Motul de Japón, que empezará a las 9AM hora japonesa (2AM hora española).
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