Mugello: Más de seis vueltas y sin contar con los dedos

El excomentarista de MotoGP™ Nick Harris reflexiona en su blog semanal sobre los orígenes y la historia de las carreras flag-to-flag

Casi había olvidado lo que era una carrera flag-to-flag hasta la cita de Le Mans la semana pasada. El espectáculo de los pilotos entrando a toda prisa en el pitlane, sin llegar todos a los boxes correctos para cambiar de moto, me hizo pensar en Mugello 2004. La carrera de MotoGP™ de esa tarde en las colinas de la Toscana fue la propia base del concepto flag-to-flag. Fue una tarde extraordinaria que dio lugar a la carrera más corta de la categoría reina en los 73 años de historia de los Grandes Premios. Solo 6 vueltas al circuito de 5,24 km, una distancia de 31,47 km, le proporcionaron a Valentino Rossi los 25 puntos y un recibimiento de héroe para consolidar su exitosa candidatura al Campeonato del Mundo con Yamaha.

Sentado en el box de los comentaristas, todo era confuso, pero, respecto a las reglas, muy claro. Una vez que la carrera que había comenzado en seco se detuvo después de 17 vueltas cuando la lluvia comenzó a caer, los resultados de la segunda carrera determinarían los resultados completos y los pilotos que puntuarían. El hecho de que la segunda carrera fuera de solo 6 vueltas para completar la distancia original de 23 giros no importaba. Se rumoreó que algunas cadenas de televisión dejaron de emitir pensando que la primera carrera había definido el resultado final. Las cosas tenían que cambiar, y lo hicieron al año siguiente.

Nació el concepto flag-to-flag. Los pilotos podían cambiar de moto con neumáticos diferentes si la carrera empezaba en seco y luego pasaba a ser en mojado, o viceversa, de mojado a seco. La primera vez que se mostró la bandera blanca para indicar que los pilotos podían cambiar de slicks a 'wets' fue en Estoril (Portugal) ese mismo año. Era tan solo la segunda prueba del Campeonato de 2005, pero la pista se secó y ningún piloto optó por entrar.

Increíblemente, el tiempo se mantuvo seco durante más de un año hasta el Gran Premio de Australia de 2006, en Phillip Island, que por fin propició la primera carrera flag-to-flag. El británico James Ellison fue el primer piloto que cambió de moto, pero la carrera es probablemente más recordada por el ganador, Marco Melandri, que hizo el gesto de la victoria mientras derrapaba a través de la última curva a unos 200 km/h.

Fue en Phillip Island, siete años después, en el Gran Premio de Australia de 2013, donde viví otro momento destacado en el box de comentaristas. La pista había sido reasfaltada y Bridgestone pronto detectó, durante los entrenamientos, que sus neumáticos no resistirían la distancia de la carrera. Los pilotos tenían instrucciones de seguir un proceso flag-to-flag y entrar para cambiar las motos con neumáticos nuevos en las vueltas 9 o 10. Yo tenía el control de cada vuelta y sonreí cuando los pilotos empezaron a desfilar después de 9 vueltas. Vi pasar a Marc Márquez y esperé a que apareciera en el pitlane al final de la siguiente vuelta. Entré en pánico y comprobé mis diez dedos cuando corrió por la recta Gardner hacia la curva Doohan a toda velocidad. ¿Había fallado en mis cálculos? La angustia en el muro de boxes de Repsol Honda indicaba que no era yo. Increíblemente, en la era de la informática, el control de tracción, las cajas de cambio seamless y el apogeo de los avances tecnológicos, el viejo método de contar con los diez dedos había sido ignorado. Calcularon mal el número de vueltas y Marc fue descalificado.

Nunca estuvo mejor ilustrado el problema de averiguar quién había ganado la carrera cuando se pasó de seco a mojado que en el totalmente caótico Gran Premio de Gran Bretaña en Silverstone en 1978. Algunos pilotos entraron y cambiaron las ruedas con neumáticos de lluvia mientras otros se quedaron con los slicks. Fue una completa pesadilla para los encargados de anotar las vueltas con bolígrafo y papel, completamente a ojo. Kenny Roberts fue declarado ganador, pero nadie está seguro y el piloto privado británico Steve Manship, que fue declarado 2º, sigue reivindicando la victoria.

Incluso cuando las reglas se modificaron para evitar tal caos, todavía hubo problemas en el Gran Premio de Bélgica de 1989 en Spa-Francorchamps. La carrera se detuvo dos veces, y luego se corrió una tercera vez. Después de muchas discusiones, la tercera carrera se consideró contraria al reglamento y tan solo se concedieron la mitad de los puntos del Campeonato del Mundo después de las dos primeras.

Así pues, este fin de semana no habrá cálculos de diez dedos ni carreras de seis vueltas en Mugello, y esperemos que no llueva.