Esta historia es un elogio al coraje, al poder de la complicidad y a la fuerza del trabajo en equipo cuando el compromiso de cada individuo se enfoca en un mismo objetivo. La protagonista de esta historia es Maria Pia Baldi, conocida por la mayoría como 'Wonder Pia' y saludada por muchos en el paddock con cariñosos gritos de "¡Ciao mamma!" cuando se desplaza del motorhome al box en una scooter.
Al relatar este capítulo de su vida, Pia utiliza a menudo la palabra "nosotros" porque "no se puede ir a ninguna parte solo". Su aventura en el Campeonato del Mundo comenzó a principios de los años 90 cuando, junto a su marido Severino, puso en marcha un proyecto pionero al introducir un restaurante itinerante en los paddocks de los campeonatos de dos ruedas de Italia y Europa. Los roles se distribuyeron de forma espontánea: Pia se encargaba de la cocina y la sala, mientras que Severino guiaba y buscaba proveedores en cada nueva etapa.
Daniele, uno de sus tres hijos, se incorporó al equipo en 1996, y desde el fallecimiento de Severino en 2011 se dedica a desarrollar el negocio iniciado por sus padres, contando con el apoyo insustituible de Pia.
"Antes teníamos una empresa de muebles", empieza a contarnos Pia, reviviendo el momento en que nació la idea, "pero durante algún tiempo la situación no nos dio muchas satisfacciones. A mi marido siempre le gustaron las motos y las carreras. Un día, un amigo suyo, propietario de un equipo, le pidió que condujera uno de sus camiones y preparara la comida para el equipo. Entonces, Severino vino a casa y me dijo: 'Tengo que decirte algo', y me explicó que en el paddok faltaba un lugar donde la gente pudiera ir a comer y que podíamos plantearnos esta nueva actividad. No lo dudé y dije: '¡Lo haremos ahora!'. En ese momento empezó a plantear algunos temores, pero por mi parte, hacía tiempo que necesitaba un cambio y esta era la oportunidad".
Acostumbrados a cocinar para los amigos en las vacaciones en el camping y en las concentraciones de motos, Pia y Severino se embarcaron en su primer viaje profesional, con la curiosidad de descubrir los múltiples aspectos del nuevo trabajo que iniciaban: "Mi marido conducía y yo tenía el mapa en la mano para ver dónde estábamos y miraba el paisaje para tener referencias". En aquella época, los navegadores no eran una herramienta de viaje, por lo que Severino y Pia se desorientaban a menudo por las carreteras de Europa, pero como siempre podían confiar el uno en el otro, nunca se sintieron perdidos.
"Las primeras veces que viajamos estaba perdida", confiesa Pia, "y no me avergüenza decirlo porque hasta ese momento nunca había estado fuera de Italia. En aquel momento, el hecho de no tener una única moneda europea obligó a Pia y Severino a salir con un maletín en el que guardaban libras, francos, pesetas y todas las monedas que necesitarían durante el viaje. "Mientras mi marido conducía, yo preparaba las facturas para presentarlas a los equipos, había aprendido a gestionar las cuentas cuando teníamos la empresa de muebles y seguía dando lo mejor de mí en este nuevo trabajo", recuerda.
Severino y Pia eran vistos como aventureros por sus amigos y vecinos, que esperaban su regreso para escuchar las historias de los viajes que hacían en camión por Europa y estaban ansiosos por saber a quién habían conocido. "En nuestro hospitality, hemos tenido celebridades del espectáculo, deportistas, diplomáticos, cantantes, y hemos conocido a tanta gente que nunca hubiera imaginado conocer", explica Pia.
Los buenos recuerdos también estuvieron acompañados de algunos momentos difíciles. Desde la primera cita, surgieron muchos clientes, pero cocinar, servir mesas y lavar platos entre dos no era fácil. "Con el tiempo nos organizamos comprando carpas y contratando a gente para que nos ayudara", revive Pia: "En los primeros años, invertimos la mayor parte de nuestros ingresos en mejorar nuestra forma de trabajar". Al principio, las jornadas de Pia eran interminables: "Me levantaba a las 7 de la mañana y no me iba a dormir hasta las 3. Quería asegurarme de que había terminado el trabajo del día y tenía todo lo que necesitaba para el día siguiente. Era agotador, pero queríamos tener éxito en este proyecto y estábamos decididos a ofrecer un servicio cada vez mejor. Así que nos armamos de valor y seguimos adelante. Cuando se tiene el deseo de hacer, solo hay que organizarse y todo es posible".
En los años 90, las carreras del Campeonato de Europa y del Mundial se celebraban el mismo fin de semana en el TT de Assen. Severino se las arregló para llevar uno de los platos fuertes de Pia a Wayne Rainey en el cénit de su carrera. Al americano le encantó el plato y pidió hablar con las personas que prepararon aquella comida y les propuso que se convirtieran en sus cocineros la siguiente temporada. Pia y Severino firmaron el contrato y se prepararon para conquistar el mundo.
Comenzaron a trabajar para el equipo oficial de Yamaha, siendo siempre fieles a los sabores de la cocina de Pesaro y la calidad de los productos locales: "Siempre hemos trabajado duro y nos hemos llevado grandes satisfacciones -dice Pia- Mi marido nos dejó en 2011 y en ese momento fue mi hijo Daniele quien ocupó su lugar. Recuerdo que algunos decían: 'Ahora que su padre se ha ido, quién sabe cómo irá...'. Estoy muy orgullosa de ver cómo nuestro hijo ha sido capaz de hacer crecer aún más este negocio, manteniendo la fe en los valores con los que nació la empresa".
De hecho, con el tiempo, Severino Hospitality ha crecido y Daniele ha sabido adaptar sus servicios de restauración a las necesidades del paddock y, desde 2004, el personal de Dorna Sports que está presente en el Gran Premio también es acogido en sus mesas: "Siempre agradeceré a mi hijo que haya trabajado tan duro -dice Pia con satisfacción-. Con el personal de Dorna nos hemos convertido en una gran familia, compartimos un profundo respeto y tenemos una sólida relación".
A lo largo de los años, el Hospitality Severino ha acogido a miles de personas y para los habituales del paddock, estar con Pia es estar en un rincón seguro. En un entorno en el que incluso al piloto más joven se le pide que sea serio y profesional como cabría esperar de un futuro Campeón del Mundo, la coraza de Pia se desprende, dejando espacio para las sonrisas: "En el paddock me llaman 'La Mamma' y a veces me pregunto '¿Cuántos hijos tengo?' - dice con tono bromista antes de continuar-. Todos me quieren y es genial sentir el cariño de tanta gente de todas las edades. Y lo mejor es que me tratan como a una madre, porque algunos vienen y me preguntan cuándo van a encontrar un plato concreto. Otras veces, sobre todo los italianos, dicen '¡Qué bien! Me siento como si hubiera comido en casa de mi abuela', porque sabemos que con las abuelas siempre se come bien. Son estas demostraciones de afecto las que compensan todos los sacrificios y esfuerzos".
Apoyada por un equipo de cocineros profesionales, Pia está presente en todos los eventos del Campeonato para garantizar que en su hospitality se mantengan los mismos sabores que cuando solo trabajaban ella y Severino. En un mundo que cambia rápidamente, la misión de 'Wonder Pia' es mantener ese rincón del paddock construido con su marido como un lugar en el que puedan relajarse, en el que la tradición y la pasión permitan a sus huéspedes sentirse como en casa, estén donde estén en cualquier rincón del mundo.