Era difícil de creer, pero vimos camellos en la carretera cuando llegábamos por primera vez al Circuito Internacional de Losail. Fue hace más de una década, pero los camellos estaban ahí. Era como el primer día de colegio: calzamos nuevas zapatillas, nuevos pantalones e ilusiones renovadas.
Estábamos en el hall del hotel y nos dirigíamos al circuito. Nada tenía que ver la carretera con las que transitamos durante las pruebas europeas: los rascacielos competían entre sí. Parecía New York, Hong Kong o Dubai. La ruta por la carretera de Al Khor parecía como un viaje a marte.
Todo parecía crecer en Doha sobre nuestros ojos como una ciudad que crece de la nada y el desarrollo iba acelerándose con el paso de los Grandes Premios. Hace 14 años, el Campeonato del Mundo dio sus primeros pasos en esta pista: era por la tarde y el termómetro superaba los cuarenta grados.
No olvidaremos nunca el comienzo: bajo un sol radiante y rodeados de un mar de arena. Después, los focos han hecho posible correr de noche con temperaturas más soportables. Acompañando también a esa luz, ha sido posible construir otros complejos como por ejemplo, un estadio de Balonmano que recuerda a la nave de Star Wars.