Un sábado de patatas fritas con mayonesa

El mítico Nick Harris repasa en su último blog sus recuerdos favoritos en el marco del emblemático circuito de Assen

No es de extrañar que Assen sea la única sede que se mantiene del calendario original del Campeonato del Mundo de 1949. Después de todo, cualquier circuito que sirva patatas fritas con mayonesa y cerveza a las siete de la mañana merece seguir liderando el camino. Si a esto le sumamos una carrera en sábado, hasta hace unos años, y una animada vida nocturna en Groningen, además de la oportunidad de ir en tu propio coche a pasar la noche en el ferry, entenderás por qué ningún otro lugar podría plantar cara.

Para mí, al principio como aficionado, esas patatas fritas y la cerveza fueron una parte importante del fin de semana del TT holandés. Como periodista y comentarista, me encantaban esos sábados de carreras porque, por única vez en una larga temporada, podía llegar a casa a tiempo para un asado de domingo. Viajando al aeropuerto de Schiphol, pasando la noche y volando a casa temprano el domingo por la mañana cuando, debido a la diferencia horaria, llegaría a Londres antes o a la misma hora en que despegaba, oliendo ya la carne y las patatas asadas cocinadas, el pudin de Yorkshire y la botella de salsa horseradish ya abierta y lista para ser vertida por todas partes… ¡El paraíso!

Los viajes en ferry fueron fantásticos. Sin dormir, pero con mucha cerveza el miércoles y luego de camino a Assen. El camino de vuelta el sábado después de salir del circuito antes del final de la carrera de sidecars para intentar escapar del tráfico era una aventura en sí misma para coger el ferry nocturno de vuelta. Podía, entonces, conducir hasta la oficina, entregar el informe y los carretes del fotógrafo y llegar a tiempo a casa para el almuerzo.

Me encantan los holandeses porque estamos en la misma onda. Les encanta MotoGP™, el fútbol y la cerveza, lo que supone una muy buena combinación. La primera carrera que cubrí como periodista en Assen fue en 1980 y fue ganada por Jack Middelburg y el público se volvió completamente loco. Fue el último holandés en ganar una carrera de la categoría reina en casa y esas escenas de celebración sólo se vieron igualadas ocho años más tarde. Recuerdo uno de esos vuelos que salían de Schiphol a primera hora del domingo, el día después de que la selección holandesa de fútbol ganara la Eurocopa de 1988. Ellos volaron con el trofeo mientras nosotros volábamos de vuelta y tanto la marea naranja como la bienvenida a la 'Oranje' me hicieron darme cuenta de lo que nos habíamos perdido en Inglaterra desde aquella increíble tarde de 1966. Los tiempos de las sesiones de clasificación se alteraron por un año porque Holanda jugaba contra Alemania y los organizadores se dieron cuenta de que todo el mundo de ambos países vería el partido por televisión, ya fuera en el circuito o en casa.

El clima puede ser un problema pero no hay muchos lugares donde se pueden cerrar ciertas partes de la autopista para aparcar miles de coches que normalmente aparcarían sobre la hierba que en ese momento está inundada.

Cuando fui por primera vez a Assen como periodista, el centro de acreditación estaba en el estadio, en la carretera que sale del circuito. Era el mismo estadio donde se celebraba una cita del Campeonato del Mundo de Carreras sobre Hielo mientras nosotros nos quedábamos en un pequeño pueblo, donde nuestra casera nos contaba historias durante el desayuno de cómo había escondido aviadores aliados durante la Segunda Guerra Mundial después de que se hubieran estrellado cerca de allí.

Desafortunadamente, por razones comerciales, cambiaron el día de la carrera al domingo y no me gustaba tanto el arenque crudo que tanto disfrutaban mis amigos holandeses. Aparte de eso, Assen es muy especial.

Las carreras, en concreto, han sido más que decentes durante estos 70 años, pero… ¿podrías pasarme la mayonesa, por favor?

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