Después de unos primeros Grandes Premios marcados por el infortunio, Maverick Viñales ha comenzado a ver la luz en la temporada 2019 y comienza a dar claros síntomas de recuperar su mejor versión de cara a la segunda mitad del año. Está de vuelta y, pese a las decepciones iniciales acumuladas, todo parece indicar que el de Roses ha reconducido su temporada y vuelve a acercarse a su mejor nivel con Yamaha.
La espectacular pretemporada firmada por el piloto de 24 años llevó a pensar que Maverick estaba acercándose al nivel exhibido durante las 6 primeras citas de 2017, cuando conquistó un total de 3 victorias. Su gran ritmo en los entrenamientos libres y firmar la 'pole position' en Qatar reforzaron esa sensación, pero el domingo volverían a reproducirse las pesadillas de 2018.
Hasta la sexta cita del año en Mugello, de hecho, el curso de Viñales siguió un patrón frustrante: un ritmo impresionante en los entrenamientos que se iría al traste víctima de una mala salida -con el cénit en el 'jump start' de Austin- y unas vueltas iniciales muy discretas que condicionaban todo el buen trabajo previo. Poco importaba, además, que frecuentemente fuera uno de los pilotos más rápidos en el tramo final de las carreras.
Fue una dinámica frustrante, especialmente en un año que arrancó con cambios de la mano del nuevo jefe de equipo, Esteban García, y de su coach personal, Julián Simón. Pese a su intenso trabajo, los resultados se resistían a llegar, con el agravante de las 3 desafortunadas citas en Argentina, Le Mans y Catalunya, en las que fue embestido, respectivamente, por Franco Morbidelli, 'Pecco' Bagnaia y el 'crash' múltiple originado por Jorge Lorenzo.
Pese a dichas decepciones, Viñales mantuvo la cabeza alta y conservó el optimismo, consciente de que su mejor momento estaba por llegar. En Catalunya, pese a la decepción del domingo, se apreciaron avances significativos. Fue de menos a más. Tras un viernes discreto, logró partir 3º en una carrera en la que cuajó una brillante salida, desafiando a Marc Márquez. El 'crash' múltiple, sin embargo, lo derrumbaría todo.
El de Roses podría, eso sí, sacarse levemente la espina poco después, en el test post-GP celebrado también en el Circuit, en el que se alzó como el más rápido tras una jornada maratoniana. Era el principio de la gran reacción. La recompensa llegaría apenas dos semanas después, con su celebrado triunfo en Assen tras un intenso duelo con el propio Márquez. En la siguiente cita, celebrada en Sachsenring, daría continuidad a su buen momento al ser 2º después de batirse en duelo con Cal Crutchlow. Las sensaciones de la primavera de 2017 vuelven a aflorar.
Su particular buen momento de forma ha llevado a Márquez a señalarlo como uno de los pilotos que pueden darle más problemas en la segunda mitad de la temporada. Con el potencial acreditado por la M1 en 2019, Viñales está plenamente capacitado para ello. El hándicap de la velocidad punta de la moto fue clave en Le Mans y Mugello, pero, en contrapartida, se ha mejorado en la gestión de los neumáticos. Conservando su agilidad en el paso por curva, en Yamaha han comprendido cómo gestionar el neumático trasero Michelin a lo largo de toda la carrera.
En las últimas semanas Viñales ha trabajado con las clásicas horquillas delanteras Öhlins tras arrancar el año con los componentes de carbono. En el test de Brno espera probar por primera vez la M1 de 2020, una nueva señal de que el constructor de Iwata está trabajando a fondo pensando en un exitoso futuro.
Su actual quinta posición en la clasificación general del campeonato mundial, 100 puntos por detrás del liderato que ostenta Márquez, parece indicar que el desafío del título mundial de la categoría reina tendrá que esperar un año más. Sus recientes actuaciones, sin embargo, sugieren que Viñales y Yamaha finalmente están en la buena dirección. La reconquista no ha hecho más que comenzar.