El equipo Suzuki Ecstar no dejará piedra sin remover en los próximos siete días. En el garaje, estarán preparando con mimo la GSX - RR que podría traerles su primer título mundial en la categoría reina en dos décadas. Entre bastidores, se planificarán las ruedas de prensa y las entrevistas de televisión con el campeón del mundo. Se prepararán y revisarán videos, fotografías y comunicados para su publicación inmediata el domingo por la tarde, mientras se diseñan, imprimen y envían las obligatorias camisetas del Campeón del Mundo.
Por primera vez en esta increíble temporada, Joan Mir tiene posibilidades reales de hacerse con el premio definitivo en la penúltima prueba del año, en Valencia. Tras su primera victoria en la categoría reina en este mismo escenario, Mir tiene una ventaja preciosa de 37 puntos en el Campeonato. El mallorquín de 23 años no necesita que le recuerden lo que tiene que hacer en el asfalto del Circuito Ricardo Tormo, pero no necesitará ni querrá saber qué pasa si gana el premio final. De todo eso puede preocuparse después.
El único problema para el equipo -y seamos sinceros, es de los buenos- es que el compañero de Mir, Alex Rins, aún podría ganar el título, aunque no el domingo. Junto a Fabio Quartararo está 37 puntos por detrás. Con 50 puntos en juego en las dos últimas carreras, aún podría decidirse todo en la cita final del campeonato, en Portugal. Al menos le da tiempo al equipo para prepararse para ambas eventualidades, lo que no fue el caso del equipo Monster Yamaha en esa controvertida final en Valencia, hace cinco años. Valentino Rossi llegó a la cita en un ambiente tan exaltado como enrarecido. Tenía una ventaja de siete puntos, pero debía empezar desde la parte trasera de la parrilla después de la polémica actuación en la carrera de Malasia. El equipo, dividido, tuvo que prepararse para ambas eventualidades. Lorenzo ganó el título y se enfundó la camiseta de campeón.
Yo estuve involucrado en dos campeonatos del mundo muy diferentes, en su planificación y celebraciones. En 1987 la BBC me envió a Goiania, en Brasil, para la penúltima prueba del Campeonato del Mundo de 500cc. Wayne Gardner había establecido una relación especial con sus oyentes y tenía muchas posibilidades de hacerse con el título. Parte del trato para mi viaje con los gastos pagados fue que tendría la primera entrevista en directo con el nuevo Campeón del Mundo. Al llegar al circuito, descubrí que el puesto de comentarista estaba frente al podio y el pit lane en una tribuna muy pública. Solo había un hombre que podía ayudarme, y no me defraudó. El jefe de policía de Goiania me aseguró que todo iría bien. Cuando el ganador de la carrera y nuevo Campeón del Mundo Wayne Gardner vistiendo la camiseta de Campeón empapada en champán llegó a mi puesto de comentarista rodeado de seis policías armados con uniforme completo, le creí.
La historia fue muy distinta cinco años después en Kylalami, Sudáfrica. Mick Doohan llegó a la ronda final de 1992 realmente maltrecho tras su grave lesión. Reaparecía allí, con opciones de ganar el título de 500cc, pero con sólo dos puntos de ventaja sobre Wayne Rainey. Nunca he visto a alguien tan decidido a superar el dolor y la debilidad física para ganar su primer título mundial, y todo se dispuso para esa eventualidad. Rothmans Honda Press prepararó carpetas y fotografías para los medios de comunicación en el circuito y miles en Inglaterra para ser enviadas a todo el mundo tan pronto como terminara la carrera, en esos días no había casi ninguna red social. Se prepararon las camisetas del Campeón del Mundo de 1992 y se planificaron entrevistas a nivel global. Fue un triste espectáculo después de la carrera ver cómo se quemaban las carpetas y se destruían las camisetas cuando Mick falló por cuatro puntos para hacerse con un título que posteriormente ganaría en cinco ocasiones. Años después, se vio a un periodista griego vistiendo una camiseta de ‘Mick Doohan, campeón mundial de 1992’… ¡No tengo ni idea de cómo sucedió!
Estoy seguro de que Suzuki está preparado para cualquier eventualidad. Es una situación fantástica, pero no hay que perder de vista esas camisetas…