La música de los motores

El excomentarista de MotoGP™ Nick Harris festeja la celebración del Test de Qatar y revive otras míticas pruebas de pretemporada del pasado

Había sido un largo y extenuante compás de espera invernal, así que menudo momento para saborear. El desierto cobraba vida con el sonido de la música. El viernes, el bajón por el confinamiento se esfumó en un instante. Ni el canto de los pájaros ni el ruido del agua, sino una estridente sinfonía de música que retumba en los oídos. El sonido único e inconfundible de los motores de 1000cc de cuatro tiempos en plena furia sofocando el aire polvoriento del desierto. MotoGP™ había vuelto.

El mes pasado, un amigo periodista me animó y me abrió el apetito de cara a la temporada 2021. El sonido de una simple moto de Supersport negociando esas dos gloriosas y rápidas curvas de derecha al fondo de los boxes de Jerez en el test de WorldSBK retumbó en mi teléfono. Ajusté mi mascarilla y lo vi claro: la nueva temporada estaba cada vez más cerca.

Los test de pretemporada están brillantemente organizados incluso en estos días condicionados por la pandemia. Mientras MotoGP™ se ponía en marcha en Qatar, Moto2™ y Moto3™ ya habían arrancado en Portugal. Eso está muy lejos de mis primeros días como periodista. No se organizaban test de pretemporada al uso. Tan solo un par de 'meetings' de carrera, si tenías suerte, antes del primer Gran Premio, pero tenía sus recompensas. Un frío viaje a la costa adriática de Italia o un vuelo cruzando el Atántico rumbo a Daytona en primavera eran las opciones habituales. No hay que olvidar a Misano, pero solo había un 'ganador'.

El sol de Florida, los universitarios celebrando sus vacaciones de primavera, la increíble playa, el desfile y el carnaval de motos exóticas a lo largo del Boulevard cada noche, Supercross, cerveza helada e incluso el lanzamiento ocasional de algún cohete desde el cercano Cabo Cañaveral. Qué más se podría pedir, pero no hay que perder de vista que también había competición en uno de los escenarios más famosos del mundo.

Ese desafío alcanzando los 300 km/h no era un lugar para aquellos de corazón débil. Tuve la suerte de ver a dos pilotos muy especiales y diferentes en acción. Enseguida supe que estaba presenciando algo muy especial, y ambos llegaron a ganar el premio máximo: el título mundial de 500cc.

En 1981 conocí y vi a Freddie Spencer pilotando para el equipo American Honda Superbike. Inmediatamente resultó obvio por qué Honda estaba preparando al joven y talentoso estadounidense para liderar su regreso a las carreras del Mundial al año siguiente. El año anterior, Freddie había hecho su primer viaje a Europa para dominar la prestigiosa Transatlantic Race en Inglaterra. Debutó a nivel mundialista en Zolder (Bélgica) con una Yamaha privada y en 1982 comenzó una carrera en los Grandes Premios que le brindó a él y a Honda dos títulos mundiales de 500cc y uno de 250cc. Freddie sigue siendo el único piloto que ha ganado los títulos de 250cc y 500cc en la misma temporada.

Ese mismo año, en Daytona, también conocí a un joven australiano, inexperto pero muy rápido, que estaba decidido a venir a Europa. Pilotaba la Moriwaki Kawasaki con aquellos particulares manillares rectos. Wayne Gardner era rápido, decidido y valiente. Las tres cualidades que le llevaron a territorio europeo un año después se pusieron de manifiesto cuando volvió a conquistar para Honda aquel título mundial de 500cc en 1987. Fue el primer australiano en ganar el título de la categoría reina, al que siguió, entre otras, las victorias en los dos primeros Grandes Premios de Australia en Phillip Island.

Resulta irónico que aquellos viajes a Daytona fueran organizados por Mike Trimby, que es CEO y fundador de IRTA. Hoy en día es la International Road Racing Teams Association quien organiza todos los test de pretemporada con tanta precisión y profesionalidad.

Le garantizo a Mike que cualquiera que asistiera a esos primeros 'Trimby Tours' en Daytona nunca los olvidará. Cuando llegamos allí, ¡pensamos sinceramente que habíamos aterrizado en el paraíso!