Un auténtico guerrero

El excomentarista de MotoGP™ Nick Harris se deshace en elogios hacia Marc Márquez tras su celebrada reaparición en el GP 888 de Portugal

El viernes por la mañana parecía una escena televisiva de los Muppets. Dos ancianos gritando a la pantalla del televisor mientras expresaban sus opiniones con un tono de voz muy elevado. Mi gran amigo el Dr. Martin Raines y yo estábamos en medio de una llamada de Zoom cuando la primera sesión de entrenamientos de MotoGP™ en Portimao estaba llegando a su fin. A un par de minutos del final, cuando el número 93 apareció en la parte superior de la pantalla de 'timing', el tema de la llamada de Zoom se desvaneció mientras gritábamos al unísono '¿Cómo puede hacerlo?' Marc Márquez estaba al frente en su regreso a la acción en MotoGP™. La agónica espera de 265 días había terminado por fin, pero cómo podía ser líder después de tanto tiempo alejado de su sillín. Esta era una pista en la que el ocho veces Campeón del Mundo nunca había competido antes. El asfalto para la primera sesión no estaba en perfectas condiciones y Márquez ya había admitido que iba a sufrir durante el fin de semana con el dolor y la falta de fuerza del húmero que se había fracturado tan gravemente al caerse en la primera ronda del año pasado en Jerez.

Martin y yo habíamos discutido durante toda la semana sobre el cuidado que debería tener para proteger la lesión, ganar fuerza y curarse. Incluso Márquez debía saberlo, y cualquier punto conseguido en la tortuosa carrera a 25 vueltas del domingo sería un punto de partida que acordamos positivo. Lo que olvidé por completo es que 'proteger' y 'cuidado' son dos palabras que Márquez nunca podría utilizar en una partida de Scrabble porque sencillamente no entiende su significado.

Me acordé de la última entrevista que le hice después de haber ganado el título de MotoGP™ de 2017 en la última prueba de Valencia. Había sido un año difícil para él y su equipo Repsol Honda y Márquez había decidido intentar pilotar de forma un poco más conservadora, no arriesgar tanto y buscar los puntos. A mitad de temporada, su peluquero le dijo que se le estaba empezando a caer el pelo. No había casos de calvicie en su familia, y acudió rápidamente al médico, que confirmó la pérdida de cabello. Le sugirió a Marc que la pérdida estaba causada por el estrés. Marc encontró inmediatamente la solución: dejar de intentar no ser Marc Márquez y volver a las andadas. Puede que los codos y las rodillas en contacto constante con el asfalto se resintieran, pero conservó su pelo y retuvo su título.

Al final, Maverick Viñales y Alex Rins desplazaron a Márquez a la tercera posición en esa primera sesión, pero él estaba de vuelta. Confirmó ese regreso con un sexto puesto y una salida en segunda fila en la 'qualy'. Cualquiera que dudara de sus intenciones y de su determinación no esperaría ver la mejor versión de Márquez en las dos primeras curvas de la carrera. Desde la segunda fila, cargó contra los pilotos que le precedían como un toro furioso que por fin ha sido liberado después de estar encerrado durante más de 12 meses. Márquez se colocó en tercera posición, ¿pero podría aguantar el ritmo? No había encadenado más de seis vueltas rápidas seguidas al exigente circuito portugués. El ocho veces Campeón del Mundo se limitó a apretar los dientes, se recordó a sí mismo sentado en casa viendo a sus rivales a través del televisor y siguió con el trabajo que hace mejor que nadie en el mundo.

De alguna manera, sobrevivió a esas últimas diez dolorosas vueltas para terminar séptimo, a trece segundos del ganador de la carrera, Fabio Quartararo. Fue su primer Gran Premio en 518 días y de vuelta al garaje del Repsol Honda Team se le saltaron las lágrimas, seguramente una combinación de dolor y alivio. Márquez demostró que es un auténtico guerrero forjado a partir del mismo molde que Mick Doohan y Barry Sheene, que regresaron de horribles lesiones para conquistar títulos mundiales.

La historia continuará en Jerez dentro de dos semanas. Antes de eso, hay mucho Zoom por hacer y césped que cortar para dos veteranos antes de que empiecen de nuevo los gritos ante la pantalla.