Un amanecer silencioso en Andalucía

El excomentarista de MotoGP™ Nick Harris pone en valor la aureola de misticismo que envuelve al Circuito de Jerez - Ángel Nieto

A medida que el sol se elevaba majestuosamente el domingo, iluminando el cielo y despejando las colinas que rodean el Circuito de Jerez - Ángel Nieto, se produjo un inquietante silencio. Eran las 7.32 de la mañana del Gran Premio Red Bull de España y nunca había sido más conmovedora la ausencia de esos apasionados y entregados aficionados a este increíble deporte.

¿Quién podría olvidar la llegada al circuito de Jerez en la oscuridad, alrededor de las 7 de la mañana, para evitar los problemas de tráfico que siempre provocan los más de 100.000 espectadores? Lenta y gloriosamente, el cielo comenzaba a iluminarse desde el este, acompañado por una cacofonía de emoción, expectación y fiesta en la oscuridad.

Desde el balcón del 'media centre', observaba a través de la oscuridad el paddock, que ya era un hervidero de actividad frenética, hasta el otro extremo del circuito y la ladera que rodea la sección del estadio de este legendario recinto con vistas a las curvas de derecha Ángel Nieto y Peluqui.

A medida que el sol salía lentamente, se iba revelando palmo a palmo la ladera que la oscuridad había ocultado. Había miles de aficionados abarrotando la ladera y divirtiéndose como nunca. La música sonaba, bailaban si encontraban un hueco, las pancartas ondeaban, las trompetas sonaban y la cerveza fluía calentada por el sol. Todas las carreteras de Europa conducen al sur en la primera semana de mayo. Era Jerez, el inicio de la temporada europea de MotoGP™ y, como todos los días especiales, debía celebrarse por todo lo alto. Y así era.

Si alguna vez un lugar escenificó lo que es MotoGP™, sin duda fue éste. Una ladera seca en Andalucía, una clara ilustración de por qué MotoGP™ está tan por encima de cualquier otro Campeonato del Mundo de motorsport. Esos aficionados en la ladera de Jerez resumirían lo que todos sentimos por MotoGP™. La pasión, la emoción, la alegría pura y el patriotismo entran en erupción después de un largo invierno y tras ver en pantallas el inicio de la temporada en rincones muy lejanos de casa como Qatar, Argentina y Austin.

Una ladera capaz de llevar en volandas hacia la victoria a un piloto español. Y ha habido muchos así. Aunque dicha ladera no siempre se comportó bien. Los vimos al saltar las barreras en 1996 para celebrar una victoria de Àlex Crivillé sobre Mick Doohan cuando se anunció que la batalla había terminado, pero que aún quedaba una vuelta. La precipitación en los festejos provocó la caída del piloto español, a la postre Campeón del Mundo de 500cc en 1999.

El aspecto más triste para los aficionados ausentes debe ser, sin duda, la actuación de los pilotos en las cuatro primeras rondas en las tres categorías. Está siendo un espectáculo extraordinario y tanto los pilotos como los aficionados se lo merecen. Esperemos que la larga espera esté a punto de terminar y que vuelvan antes de acabar la temporada. Mientras tanto, los pilotos siguen ofreciendo lo mejor. El año pasado asistí a la final de un playoff de fútbol en el legendario estadio de Wembley, en Londres. Un grupo de unos 250 espectadores en un estadio con capacidad para 90.000 personas hizo que fuera uno de los acontecimientos deportivos más surrealistas que he vivido en directo. Afortunadamente, el final de este tipo de experiencias está cercano a su fin.

Puede que el domingo hubiera silencio en las laderas y tribunas que rodean el trazado de Jerez, pero si hubieras afinado el oído, podrías haber captado el sonido de la celebración a través del viento a miles de kilómetros de distancia en Townville, en la costa de Queensland (Australia). ¡Qué victoria para Jack Miller en MotoGP™! Español o no, Jack y esos aficionados lo habrían celebrado juntos.

Ten paciencia, esos días volverán. La espera merecerá la pena, los pilotos se están asegurando de ello.