El escenario tenía que ser Jerez para incorporar a una de las verdaderas estrellas de la última década al Salón de la Fama de MotoGP™. Cuando se habla de los extraterrestres los nombres de Valentino Rossi, Marc Márquez y Casey Stoner vienen a la memoria, pero Jorge Lorenzo también estuvo a la altura de los mejores. En su día, Jorge fue imbatible. Ese estilo suave y depurado evocaba a los días de Hailwood y Agostini. Jorge era alguien muy especial y hacía que todo pareciera muy fácil.
Fue un estilo que le reportó 68 victorias en Grandes Premios y cinco títulos mundiales. 47 de esos triunfos se produjeron en la categoría de MotoGP™, en su camino hacia tres títulos mundiales de la clase reina. Tres de ellos llegaron en el tramo final de su carrera, con Ducati. Ganó el Campeonato del Mundo de 250cc en 2006 y 2007 ganando 17 Grandes Premios para Aprilia antes de unirse a Rossi en Yamaha. Partió en sus tres primeras carreras de MotoGP™ desde la 'pole' y ganó en su tercera carrera, en Estoril (Portugal).
Nunca iba a ser sencillo, dentro y fuera de la pista, ser compañero de equipo del 'Dios' Rossi. Las tres primeras 'poles' y la primera victoria en carrera no sirvieron para cimentar su relación. Rossi no tardó en darse cuenta de que Lorenzo no solo era un joven compañero de equipo, sino una amenaza real a su superioridad y pilotando la misma maquinaria de Yamaha. Comenzó la diversión y los juegos mentales, incluyendo un muro en mitad del garaje de Yamaha para separar a los dos equipos. Jorge se mantuvo firme y estaba decidido a no ser el chivo expiatorio de Rossi. Ganó su primer título de la clase reina en 2010. Repitió la victoria dos años después y volvió a ganar en 2015 cuando los ojos de todo el mundo estaban centrados en la disputa entre Márquez y Rossi.
Entonces, ¿por qué Jerez es un lugar tan especial para el '99'? No es exactamente una relación de amor-odio, cuenta con mucho más amor que odio. Jorge llegó a Jerez desde Mallorca a principios de mayo de 2002 dispuesto a debutar en el Gran Premio de España de 125cc, pero tuvo que esperar. Celebró su 15º cumpleaños el sábado rodando en la tercera sesión de entrenamientos después de perderse las dos sesiones del viernes al ser demasiado joven.
Su dominio en los Campeonatos del Mundo de 250cc de 2006 y 2007 sobre la Aprilia nunca fue tan evidente como con sus dos victorias en Jerez en esos años. Años después, Jorge ganó su primera carrera de MotoGP™ en Jerez en 2010 de camino a su primer título mundial en la categoría reina. Volvió a ganar dos años después y posteriormente en 2015, el año de su último título mundial.
No siempre le fue bien en Jerez y, sobre todo, con los ojos del mundo puestos en los festejos de su victoria tras su primer triunfo en MotoGP™ en dicho circuito. Había sido testigo muchas veces de primera mano de las legendarias celebraciones de la victoria de su compañero de equipo Rossi y decidió que debía y podía igualarlas. Tras la victoria en Estoril en 2009, se vistió de astronauta y realizó un paseo lunar a cámara lenta por la grava para plantar una bandera de Lorenzo's Land. Un año después, todo se torció en Jerez, en el segundo Gran Premio de la temporada.
Tras ganar una fantástica batalla ante Dani Pedrosa y el propio Rossi, decidió celebrarlo saltando al lago del circuito. Jorge no tardó en darse cuenta de que llevar casco, mono y botas no era lo más adecuado para nadar y tuvo que ser ayudado por los comisarios, ruborizado y mojado, pero aun así eufórico en los festejos posteriores. Tres años después, la célebre curva 13 -la última de Jerez-, fue bautizada en una ceremonia especial como la curva Jorge Lorenzo. Un par de días más tarde, tuvo que conformarse con cerrar el podio tras un toque con Márquez en ese mismo punto en la lucha por el segundo puesto.
Hace un par de semanas, la leyenda del TT John McGuinness dijo que Enea Bastianini, ganador de dos Grandes Premios esta temporada, le recordaba a Jorge Lorenzo. Todo un respaldo y un elogio, ya que Jorge era un personaje con mucha clase.