Jorge Martínez 'Aspar' celebra desde este lunes, 23 de mayo, 40 años ininterrumpidos en el Campeonato del Mundo. Desde que debutara en el Gran Premio de España de 1982, en el añorado circuito del Jarama, han pasado ya cuatro décadas repletas de éxitos, alegrías y sinsabores, pero, sobre todo, de un cariño inmenso por un deporte que le ha dado todo y al que sigue devolviéndole grandes carreras, cuidando de los futuros campeones desde la base y peleando por títulos mundiales de una forma incansable.
Todo empezó en 1981, con un Jorge Martínez 'Aspar' Campeón de España de 50cc en su tercera temporada como piloto de motociclismo. A final de temporada, en una entrevista, avisó de sus planes: "El año que viene vamos al Mundial, como sea". Y lo cumplió. Ahora, con cuarenta años a sus espaldas desde aquel 23 de mayo, con 137 triunfos y 373 podios como piloto o jefe de equipo, hace balance y repasa el camino que le ha traído desde la ilusión de debutar en el Mundial con 19 años hasta ser nombrado MotoGP™ Legend, a través de una entrevista publicada por el Aspar Team.
¿Qué recuerdas de aquel 23 de mayo de 1982?
Todo nació en 1981. Ricardo Tormo me dejó la Bultaco 50 y la 125 para correr el Campeonato de España. Gané en 50 y fui subcampeón en 125, por detrás de él. A final de temporada me hicieron una entrevista y dije 'el año que viene vamos al Mundial, como sea'. Montamos el equipo con las motos de Ricardo, pero él, que había firmado por Kreidler, vio cómo la fábrica quebraba y se quedaba sin poder competir. La estructura que habíamos creado se dividió para dos pilotos, y la aventura empezó en el Jarama, el 23 de mayo de 1982. Competí allí, y terminé sexto en mi debut. Luego viajamos a Misano, a Assen y a Rijeka, en la antigua Yugoslavia. Eran carreras que hacía con la segunda moto que él me dejaba. Eran otros tiempos, otra manera de competir.
Estar en la parrilla de salida en el Jarama, corriendo en el mismo circuito en el que competían Ángel Nieto, Carlos Lavado, Barry Sheene, Kenny Roberts, Freddie Spencer, Franco Uncini o Marco Lucchinelli, que eran los mejores del mundo, para mí ya era un sueño. Verme allí, por primera vez, y terminar sexto, no cabe duda de que lo que me dio es la idea de decir 'sirvo para esto'.
¿Qué queda de aquel niño que solamente quería correr en moto?
Afortunadamente, de aquel niño queda todavía la ilusión de seguir en mi mundo, en el mundo de las motos, ligado a un deporte que me lo ha dado todo, trabajando por él, por seguir formando pilotos y por seguir peleando por victorias y títulos.
¿Sería capaz de resaltar tres recuerdos de estos 40 años?
No, imposible. No se puede hablar de uno solo, de tres, de cinco… serían un millón, muchísimos de ellos maravillosos. En la parte deportiva, me quedo con los grandes triunfos, con los grandes títulos como piloto o como jefe de equipo. En la parte personal, me quedo con la oportunidad de haber podido tener una relación personal con Ángel Nieto, con Ricardo Tormo, con pilotos que en aquel momento eran mis ídolos, con la familia Rabasa y Derbi, que me ayudaron muchísimo. También con la posibilidad de vivir de primera mano la llegada de una nueva generación, la evolución o revolución que ha dirigido Carmelo Ezpeleta con Dorna, que ha llevado al mundo del motociclismo a otra dimensión.
¿Qué hace falta para seguir con tanta fuerza 40 años después?
Hace falta mucha ilusión, mucha pasión, sacrificio y constancia, porque igual que ha habido momentos buenos, hemos pasado por momentos duros y difíciles. Hace falta tener un gran equipo alrededor, una gran cantidad de gente que crea en ti, que te acompañe en el camino, para poder seguir adelante contra viento y marea.