Por supuesto, el sol siempre ayuda, y no faltó en Le Mans hace un par de semanas. El buen tiempo es el comienzo perfecto para animar a las grandes multitudes a presenciar de primera mano los Grandes Premios, pero hay muchos otros factores que han cambiado durante las batallas durante 74 años para atraer a los espectadores hasta los circuitos de todo el mundo. Los precios de las entradas, la calidad de las carreras, las instalaciones, el parking y el camping son los más obvios, pero en las últimas siete décadas la política, la combinación de Grandes Premios con motos y monoplazas de F1, la tradición y el orgullo nacional han jugado su papel.
Los 280.000 espectadores del fin de semana y los 125.000 del día de la carrera en el Gran Premio SHARK de Francia fueron considerados como los más numerosos de la era MotoGP™, pero un GP celebrado 71 años atrás sigue considerándose el que atrajo la mayor asistencia de la historia, y las razones no son difíciles de identificar. El fin de semana del 20 de julio de 1952, una multitud estimada en más de 400.000 personas acudió a Solitude para presenciar el GP de Alemania Occidental. Era el primer Gran Premio que se celebraba en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la primera prueba del Mundial que se celebraba en Alemania. El piloto británico Reg Armstrong ganó las carreras de 350cc y 500cc pilotando una Norton.
El Campeonato del Mundo estaba en su cuarto año y los promotores ya estaban buscando nuevas formas de atraer a los aficionados. En el primer GP de Suiza, celebrado en 1949 en el circuito de Berna, de 7,280 km, organizaron una carrera conjunta con los monoplazas de F1, que iniciaron su Campeonato del Mundo un año más tarde. Les Graham, que llegó a ser Campeón del Mundo, ganó la carrera de 500cc, mientras que Alberto Ascari llevó a Ferrari a la victoria sobre cuatro ruedas. El éxito del doblete animó a los promotores a continuar con ello. Entre 1951 y 1954 se celebraron en Berna Grandes Premios combinados del Campeonato del Mundo. Menudo fin de semana para los fans, pero imposible y peligroso en los tiempos que corren. Sin embargo, menudo sueño.
Mientras los espectadores de Alemania Occidental celebraban la nueva era de posguerra, la historia era diferente para la población de Alemania Oriental y Checoslovaquia, ya que el telón de acero les separaba del mundo occidental. Los Grandes Premios de motociclismo fueron su salvación en Sachsenring y Brno. Las autoridades permitieron que grandes multitudes acudieran a estos legendarios circuitos de carretera para echar un vistazo al mundo exterior. Nunca olvidaré las imágenes de las gradas artificiales con aficionados congregados en lo alto de un poste sobre un mar de rostros.
Las autoridades nunca se sintieron cómodas con la afluencia de pilotos occidentales para competir. El dinero de los premios se pagaba en moneda local y no se permitía sacarlo del país, lo que provocó algunos enfrentamientos entre los pilotos que se gastaban el dinero de los premios y la policía local en Karl-Marx-Stadt (Chemnitz) y Brno. En una ocasión, Phil Read llegó al circuito de Sachsenring en un Rolls Royce causando un gran revuelo. En 1971, el Campeón del Mundo de 125cc, de Alemania Occidental, Dieter Braun, ganó la carrera de 250cc, y la policía (la Stasi) impidió que el himno nacional de Alemania Occidental sonara por los altavoces para el público de Alemania Oriental, aunque, para su disgusto, tuvieron que tocarlo en el podio.
No hay nada que guste más a una nación patriótica que un héroe nacional. Valentino Rossi, Barry Sheene y Wayne Gardner llevaron a un público completamente nuevo a las carreras del Mundial en los años en que ganaron el Campeonato del Mundo. El éxito de Fabio Quartararo ha despertado un enorme interés en Francia. El público del domingo de Le Mans fue el más numeroso del año en una jornada deportiva en Francia. El Campeón del Mundo de 2021 contribuyó enormemente a atraer a tanta gente, pero hay muchas otras razones. Los fans de MotoGP™ son muy listos, y aprecian y apoyan los eventos que les brindan un gran entretenimiento, y Le Mans lo hizo en todos los sentidos. Por supuesto, un maravilloso sol ayudó a la causa.