Marc Márquez llega a su particular Narnia, su reino mágico que le trae tantos buenos recuerdos. El ocho veces Campeón del Mundo no podría elegir mejor lugar para volver a ganar Grandes Premios. El piloto español ha ganado siete carreras de MotoGP™ en el Circuito de las Américas. Nadie descarta que el domingo logre la octava, en su primera carrera con la Ducati de Gresini en el trazado tejano. Pero no es solo el circuito de Austin el que le trae buenos recuerdos, sino también los que se encuentran en California e Indiana. Claramente, a Marc Márquez le encantan las carreras de motos en Estados Unidos, y es fácil entender el porqué.

Hace once años, Márquez llegó a Texas con expectativas tan altas como las que tiene Pedro Acosta este fin de semana. Tras conquistar los títulos mundiales de 125cc y Moto2™, su llegada a la categoría reina fue tan explosiva como pocas cosas que hayamos visto antes o después en los 75 años de carreras de Gran Premio. Terminó tercero, por detrás de las Yamaha de Valentino Rossi y Jorge Lorenzo, en la ronda inaugural de Qatar. Pocos días después, Márquez jugó sus cartas con su primera 'pole' en la categoría reina, antes de dominar a sus rivales en la carrera de 21 vueltas. Así comenzó su idilio con el Circuito de las Américas y, posteriormente, con el país americano.

Increíblemente, por única vez en la historia de este deporte, hubo tres Grandes Premios en suelo estadounidense en 2013. Empezaron en Texas y pasaron a California, al magnífico circuito de Laguna Seca, tristemente por última vez. Los pilotos estadounidenses, liderados por supuesto por Kenny Roberts, siempre nos decían que hasta que no hubieras pilotado en la infame curva del sacacorchos en lo alto de las colinas de Monterey, seguirías siendo un poco cobarde, aunque usaban una palabra un poco más provocativa. No se equivocaban. Qué circuito, qué lugar y qué curva.

Apenas un mes después, estábamos en un circuito y lugar muy diferentes, pero igualmente impresionantes de una forma muy distinta. Me encantó ir al Indianapolis International Motor Speedway, incluso más que a los pilotos. Es el mayor circuito de motorsport del mundo, con esas imponentes tribunas que rodean el famoso terraplén y el patio de ladrillos en la línea de meta. El circuito de carretera dentro del óvalo no era nada especial, pero el resto y la gente lo convertían en un lugar lleno de ambiente.

Como si aquella victoria tejana no fuera suficiente, Márquez recorrió Estados Unidos en 2013 como un torbellino. Ganó en su única carrera de la categoría reina en Laguna Seca y le siguió la victoria en Indianápolis, que repitió los dos años siguientes. En sus tres carreras en Indianápolis en MotoGP™, se mantuvo invicto. Esas tres victorias americanas jugaron un papel fundamental en su primer título mundial de MotoGP™.

Márquez fue sencillamente imbatible en el Circuito de las Américas durante los cinco años siguientes, aunque nunca sin incidentes. Derrapes masivos con el codo y el hombro en el suelo, maniobras de adelantamiento espectaculares e incluso saltos sobre las barreras Armco para llegar a su segunda máquina y asegurarse la 'pole' en la clasificación, formaban parte del espectáculo.

Han pasado 903 días desde que Márquez ganó un Gran Premio por última vez, pero muchos han esperado aún más. El siete veces Campeón del Mundo, Phil Read, fue el más paciente de la categoría reina. El Campeón del Mundo de 125, 250 y 500cc esperó la increíble cifra de 3.200 días entre su victoria en el Gran Premio del Ulster de 1964 y el Gran Premio de Alemania de 1973 en Hockenheim. Andrea Dovizioso tuvo que esperar 2.653 días entre la victoria en Donington Park en 2009 y la de 2016 en Sepang. Incluso Valentino Rossi tuvo que esperar más que Márquez. Novecientos noventa y tres días separaron su victoria en Sepang en 2010 y Assen tres años después. 

Dudo que alguien crea que Marc Márquez tendrá que esperar tanto. Si quiere volver a ganar Grandes Premios, su gran oportunidad podría llegar el domingo.