El Rey Agostini

Nick Harris recuerda los grandes logros de Giacomo Agostini, a quien define como el mejor piloto de todos los tiempos

Los hechos son los hechos. Manipúlalos cuanto quieras, haz malabarismos con ellos en tu propio beneficio, pero al final siempre volverás a la misma respuesta. Ciertamente, este es el caso en los 75 años de historia de los Grandes Premios de motociclismo. El hecho es que Giacomo Agostini es el mejor piloto de todos los tiempos y el rey de nuestro deporte.

Parece una obviedad, pero puede que algunos no estén de acuerdo. Quince títulos mundiales y 122 victorias en Grandes Premios son suficientes. Más títulos mundiales y victorias en Grandes Premios que ningún otro piloto, pero hay mucho más en el italiano que ocupó nuestros circuitos durante 14 gloriosos años. ¿Por dónde empezar?

Era el equipo soñado por el jefe de MV, el Conde Agusta: un joven italiano que podía darle títulos mundiales. Antes había recurrido a pilotos de la talla de John Surtees, Gary Hocking y Mike Hailwood, pero por fin tenía a un joven y apuesto italiano para enfrentarse al mundo. Ago no defraudó ni a él ni a Italia. Acabó segundo tras su compañero de equipo Mike Hailwood en el Campeonato del Mundo de 500 cc de 1965, ganando su primer Gran Premio de la categoría reina en las calles de Imatra. Jim Redman y Honda habían dominado la categoría de 350 cc durante los tres últimos años, pero Ago, a los mandos de la nueva MV de tres cilindros, los llevó al límite. Solo un problema mecánico en la ronda final de Japón le impidió hacerse con su primer título mundial.

Hailwood dejó MV para encabezar los considerables esfuerzos de Honda por ganar su primer título de 500 cc. MV, con Ago al timón, estaba preparada para enfrentarse al poderío japonés en uno de los duelos más grandes jamás presenciados. Dos grandes pilotos, amigos y antiguos compañeros de equipo, luchando por el premio más prestigioso del motociclismo. En 1966 y 1967, Ago luchó contra Honda y Hailwood para mantener la corona de 500 cc en manos italianas, tras algunas batallas clásicas. Honda se retiró de la lucha en 1968, dejando el camino libre para que Agostini dominara totalmente las carreras de Gran Premio de una forma nunca vista antes ni después.

Sí, durante unos años tuvo poca oposición para desafiar su dominio y el de MV Agusta en las categorías de 350 y 500 cc, pero nunca quitó la mano del acelerador. Ago pulverizó récords a una vuelta y ganó por márgenes récord en circuitos rápidos y peligrosos como la Isla de Man, Reika, Nürburgring e Imatra. En las temporadas de 1968, 1969 y 1970 compitió en 54 Grandes Premios de 500 y 350 cc, y ganó todos ellos. En la temporada 1968/69, Ago ganó un récord de 20 Grandes Premios consecutivos de 500 cc. No podía durar y llegaron nuevos aspirantes y las motos de dos tiempos, pero se enfrentó a ellos de frente. Los mantuvo a raya durante un par de años, revalidando ambos títulos, especialmente tras una tremenda batalla con Jarno Saarinen con la Yamaha de 350 cc y dos tiempos. Su nuevo compañero de equipo, Phil Read, ganó el título de 500 cc en 1973 y Ago se dio cuenta de que su futuro estaba en las máquinas de dos tiempos. En 1974 se pasó a Yamaha.

Ago se proclamó el primer Campeón del Mundo de 350 cc de dos tiempos y terminó cuarto en 500 cc. Un año más tarde, en 1975, volvió a escribir los libros de historia. Se convirtió en el primer piloto de dos tiempos en ganar el Campeonato del Mundo de 500 cc. Sigue siendo el único piloto que ha ganado un Gran Premio de 500 cc y un título mundial tanto en motos de dos como de cuatro tiempos. Ago es el único piloto que ha ganado el Campeonato del Mundo de 350 cc con motos de dos y cuatro tiempos.

En 1976, Ago compitió en el Campeonato de 500 cc con una Suzuki de dos tiempos y una MV Agusta de cuatro tiempos. En la última prueba, en el legendario circuito de Nürburgring, practicó con ambas. El público le pidió que compitiera con la MV en la carrera. Una combinación legendaria que escribió un enorme capítulo en los libros de historia. Ago cumplió con su deber y protagonizó una clásica actuación, dejando atrás a las motos de dos tiempos. Fue la última de aquellas 122 victorias en Grandes Premios y la última de cuatro tiempos en la categoría de 500 cc.

Era la única manera de que un verdadero rey pusiera fin a su reinado. Los hechos son los hechos.