Había trabajado con algunos grandes Campeones del Mundo y los había comentado durante los 20 años previos. Venía de un Campeonato del Mundo de Fórmula 1, después de ser testigo de la gran potencia y la ola de popularidad que grandes pilotos como Ayrton Senna y Michael Schumacher habían generado en todo el mundo, pero nada me había preparado para el efecto Valentino Rossi. No creo que nadie haya dudado nunca de su capacidad, al margen, quizás, de Casey Stoner en la primera curva de Jerez en 2011, pero lo que vendría después fue realmente sorprendente.
Había trabajado con algunos grandes Campeones del Mundo y los había comentado durante los 20 años previos. Venía de un Campeonato del Mundo de Fórmula 1, después de ser testigo de la gran potencia y la ola de popularidad que grandes pilotos como Ayrton Senna y Michael Schumacher habían generado en todo el mundo, pero nada me había preparado para el efecto Valentino Rossi. No creo que nadie haya dudado nunca de su capacidad, al margen, quizás, de Casey Stoner en la primera curva de Jerez en 2011, pero lo que vendría después fue realmente sorprendente.
MotoGP™ vivió una época difícil a finales de los noventa. Mick Doohan y Honda dominaban con autoridad. En Gran Bretaña, el Mundial de Superbikes, liderado por Carl Fogarty, acaparaba todos los titulares. Y justo entonces, ¿qué pasó?
De repente, todo el mundo sabía quién era el 'Doctor', el '46' y 'Vale'. Un joven que venía de la costa adriática de Italia y se ganaba la vida corriendo en moto se había convertido en una estrella mundial, en una celebridad. Un Campeón del Mundo carismático, descarado y amante de la diversión que se convirtió en una verdadera leyenda; me subí a bordo y disfruté cada minuto. En Gran Bretaña, solo 18.500 aficionados vieron a 'Vale' ganar su primer Gran Premio de 500cc en Donington Park en el 2000. Un año después, el público se duplicó; tres años más tarde, se triplicó, y cuatro años después, se cuadruplicó.
Comenté cada una de esas ochenta y nueve victorias y presenté la rueda de prensa posterior. Cuento un pequeño secreto. Estuve en la cabina de comentaristas, pero me quedé sin voz ante una de las mayores batallas de todos los tiempos en 2008. Ante el épico duelo entre 'Vale' y Casey Stoner todo lo que pude hacer fue apenas susurrar mi aprobación. Una victoria solo superada por la conseguida en Welkom en 2004 en su primera carrera con Yamaha.
'Vale' era la única persona que conocía en el deporte internacional que podía utilizar regularmente la palabra 'j****' en las ruedas de prensa y nadie le decía que dejara de hacerlo. Hubo muchas de esas ruedas de prensa para el recuerdo. Me encantaba cuando ganaba un Gran Premio, porque después de un largo fin de semana lo único que tenía que preguntar era cómo había ido la carrera y simplemente sentarse mientras él explicaba cada aspecto y cada vuelta. Por supuesto, algunas no fueron tan fáciles. Para la mayoría de los pilotos, asistir a las ruedas de prensa previas al evento de los jueves por la tarde era un poco aburrido. 'Vale' no era una excepción, pero a veces animaba más de la cuenta la escena. Nunca olvidaré las dos de Sepang, en Malasia, en las que entró de lleno a valorar la reputación de Sete Gibernau y Marc Márquez. Rara vez era aburrido.
Como anfitrión de un acto de Yamaha en Phillip Island en 2017, me sentía un poco apenado con tan solo tres Grandes Premios por delante antes de retirarme. Sin saberlo, 'Vale' acababa de grabar un maravilloso mensaje para el vídeo de mi retirada. Se acercó a mí, me pasó el brazo por el hombro y me dijo: "Oh, j****, qué voy a hacer sin ti, Nick; ahora seré la persona más vieja del paddock de MotoGP™". Después de esta semana en Valencia, estoy seguro de que será un 'título' que no le importará perder.
Ningún deporte entiende mejor que MotoGP™ la necesidad de cambio y progreso. En la pista, este deporte se encuentra en un buen momento, con esa nueva generación de jóvenes pilotos y Campeones del Mundo que garantizan un futuro brillante. Por supuesto, seguirá floreciendo sin Valentino Rossi, pero, para ser honesto, no creo que sea lo mismo sin el 'Doctor'.
Cuando llegué a Welkom en el año 2000, aquella mañana de marzo, no me imaginaba lo que me esperaba. Fueron dos décadas de mi vida laboral que nunca olvidaré.
Ciao, 'Vale'… y gracias.