El trabajo más difícil en MotoGP™

Nick Harris repasa la historia de los pilotos japoneses en la categoría reina y analiza el desafío que enfrenta Ai Ogura tras ser anunciado como piloto de MotoGP™ para 2025 y 2026

Ai Ogura, de 23 años, se comprometió la semana pasada con el trabajo más difícil en MotoGP™: convertirse en el primer piloto japonés en ganar el Campeonato del Mundo de la categoría reina. A pesar de los enormes éxitos en el Campeonato de Constructores, de sus numerosos títulos mundiales y de sus victorias en Grandes Premios en categorías menores, el mayor galardón de este deporte sigue esperando a un piloto japonés después de 75 años.

Apenas tres días después de que el equipo Trackhouse anunciara que Ogura se incorporaría a sus filas de MotoGP™ para el próximo año, el piloto japonés sufrió una caída y se fracturó la mano derecha durante los entrenamientos matinales del sábado en el Red Bull Ring. El pentacampeón de carreras de Moto2™ ha ganado dos veces esta temporada y sigue ocupando la segunda posición en la general de la clase intermedia a pesar de haberse perdido el fin de semana en Austria.

Ahora le espera un duro camino a Ogura, quien ganó tres carreras de Moto2™ en 2022 y terminó segundo en el Campeonato del Mundo, antes de una temporada 2023 marcada por las lesiones. Ogura llega a un Campeonato del Mundo de MotoGP™ que vio por última vez a un ganador japonés hace dos décadas, cuando Makoto Tamada consiguió una victoria en casa para Honda en Motegi en 2004. A principios de esa temporada, Tamada también ganó en Río y terminó sexto en el Campeonato. El último japonés que subió al podio de MotoGP™ fue Katsuyuki Nakasuga, que llevó a Yamaha al segundo puesto en Valencia en 2012. Takaaki Nakagami, que terminó 14º en Austria el domingo, fue el último japonés que logró la pole en Aragón en 2020.

Lo más cerca que estuvo un piloto japonés de ese esquivo título fue en 1997. Tadayuki Okada llegó justo en el momento equivocado, en medio de los años de dominio de Mick Doohan. Terminó segundo en el Campeonato del Mundo de 500cc en 1997, detrás de su compañero de equipo en Repsol Honda. Dos años más tarde, Okada terminó tercero, por detrás de Àlex Crivillé y Kenny Roberts Jr. Subió al podio de 500cc en 21 ocasiones, incluyendo cuatro victorias en Grandes Premios. En otra época, eso le habría bastado para ganar el título mundial.

Nadie olvidará jamás a Norick Abe. Con esa larga melena que le caía por detrás del casco, ganó tres Grandes Premios de 500cc para Yamaha. Los dos de Suzuka, en 1996 y 2000, fueron muy especiales, con su enorme sonrisa y sus celebraciones en el podio ante los aficionados locales. Uno de los pilotos japoneses de 500cc más infravalorados fue Toru Ukawa. Le recuerdo luchando contra su compañero de equipo en Honda, el Campeón del Mundo Valentino Rossi, para ganar el Gran Premio de 2002 en Welkom, Sudáfrica. Aquel año terminó tercero en el Campeonato, pero fue su única victoria en 500cc.

Sin duda, Japón y Honda habían apostado por el brillante Daijiro Kato para llevarse a casa ese título mundial. Ganó 11 Grandes Premios camino del título mundial de 250cc en 2001. En su temporada de debut en MotoGP™ subió dos veces al podio, tanto con las Honda de dos tiempos como de cuatro, y acabó séptimo en el Campeonato de 2002. El escenario estaba preparado para el gran empuje de 2003, pero acabó en tragedia. Kato murió en la ronda inaugural de Suzuka. El sueño terminó aquella terrible tarde y todo lo que podemos hacer es imaginar lo que habrían sido aquellas batallas entre Valentino Rossi y Kato. Una cosa es segura, Kato habría estado a la altura de todas esas estrellas de MotoGP™.

Así que estamos ante dos enormes años para la última estrella japonesa surgida de las categorías menores. En los últimos 75 años ha sido raro que un piloto japonés compitiera en la categoría reina con una moto europea. Para Ogura, se trata de Aprilia y puede mirar al pasado con optimismo. El primer piloto japonés que tomó la salida y puntuó en la categoría de 500cc fue Fumio Itoh. Terminó sexto en el Gran Premio de Francia de 1960 en Clermont-Ferrand pilotando una BMW. Un buen augurio para el piloto de 23 años que se embarca en su viaje para reescribir los libros de historia.